En ocasiones nos encontramos con que para resolver los problemas de pareja no basta con la ayuda de los dos implicados, ni siquiera con una buena predisposición, sino que se hace necesaria la intervención de una tercera persona, ajena a la relación. Un psicólogo es la persona indicada para ayudarles y en la mayor parte de los casos lo hará a través de la terapia de pareja, una disciplina en la que los dos se abrieran a la discusión desde la sinceridad y buscarán arreglar eso que falla en su relación y les impide disfrutar del amor.
Como con casi todo lo que tiene que ver con salud mental y psicología existen numerosos tabús y fantasías en torno a la terapia de pareja. De hecho, aunque sea algo que estamos acostumbrados a ver en películas y series de televisión en la vida real poca gente reconoce que está acudiendo a ella para mejorar su relación.
Sin embargo, cada vez somos más conscientes de los beneficios que tiene para la buena salud del matrimonio y cuando se está al borde de la separación o se pasa por un mal momento son muchas las personas que recurren a la terapia de pareja, pero existe cierto estigma social a reconocer que se está acudiendo a un profesional para mejorar la relación.
Cuándo acudir a terapia
Lo estigmatizado que está todo lo que tiene que ver con salud mental hace que muchas veces dudemos acerca de si debemos acudir a un profesional por algo que nos pasa. No estamos seguros de si es la persona necesaria para ayudarnos o si, por el contrario, debemos ser nosotros mismos los que hagamos frente al problema.
Lo cierto es que el mero hecho de pensar en si necesitamos a un profesional es un claro indicativo de que sí. Algo no va bien y ya no sabemos cómo solucionarlo por nuestra cuenta y de ahí que empecemos a pensar en ayuda externa.
En el caso de un matrimonio la situación es más complicada porque no los dos miembros de la pareja han de querer acudir a terapia y lo harán siendo conscientes de que van a sacar a relucir sus intimidades. La sinceridad es clave para que este tipo de tratamientos dé sus frutos y se llegue a saber qué se esconde detrás de una discusión o un hastío. Si no se está dispuesto a hablar con libertad, a decir lo que de verdad se siente, a aceptar lo que la otra persona tenga que decirle y a comprometerse con los consejos del psicólogo la terapia no funcionará. Y no sólo eso, sino que se convertirá en un motivo de frustración más que minará su amor.Qué problemas se tratan
--- - -
Al hablar de ir a terapia casi todo el mundo se piensa que es el último recurso antes de una separación o cuando las cosas van realmente mal en un matrimonio. Lo cierto es que no es así, aunque es cierto que no suele ser hasta que la situación es extrema, como en los dos casos descritos anteriormente, cuando se plantea recurrir a la ayuda de un profesional.
En realidad ese es un fallo y si se acudiera antes a la terapia se evitaría llegar a puntos en que la situación es realmente mala, cuando hay problemas de comunicación, se produce una discusión por cualquier cosa y se ha olvidado el amor que se profesaban el uno al otro.
Volver a conectar
El fin de la terapia es ayudar a la pareja a conectar, incluso a reconectar si con el paso del tiempo o por diversos motivos creen que se ha ido produciendo una pequeña separación entre ellos o sienten que les es más difícil hablar de ciertas cosas. También puede ser un recurso útil después de que haya ocurrido algo que alterase sus vidas como el nacimiento de un bebé, la muerte de un ser cercano o una relación extramatrimonial.
Para recuperar la relación que existía el psicólogo realizará varias preguntas a los dos miembros de la pareja para conocer la situación, qué creen que les ha pasado y cómo se sienten. La sinceridad es fundamental para poder dar con el problema y su solución, porque en caso contrario no se avanzaría. Y hay que ser conscientes de que mientras dure la terapia saldrán a la luz cosas que pueden herir a la otra persona, que darán lugar a más de una discusión. De ahí que sea importante mentalizarse antes de iniciar las sesiones.Afrontar la terapia
- - - - -
Durante el proceso es habitual que se produzca una discusión, pero a diferencia con las que se producen en el seno del matrimonio podrán ser analizadas por el profesional. Esto ayudará no sólo a saber qué pasa sino a que cada uno sepa cómo actuar cuando se presentan puntos de vista diferentes en el seno de la pareja.
La comunicación es clave, así como descubrir que muchos de los problemas del matrimonio pueden venir precisamente por la falta de ésta. Además de mostrar sinceridad durante la terapia es habitual que estas sesiones sean vistas como 'zonas seguras' en que cada uno puede decir lo que de verdad piensa o siente sin que luego den lugar a una discusión en casa. Lo que sí es habitual es que el psicólogo les proponga ejerciciospara realizar fuera de la consulta.
Por último, hay que tener en cuenta que cuando una pareja accede a acudir a terapia es porque quiere salvar su relación y recuperar el amor que existía entre ellos. Si alguno de los dos tiene que claro que no quiere hacerlo, sino que la separación es evidente y lo que busca es seguir adelante con su vida se debería desechar la idea de ver a un profesional porque no serviría más que para agudizar las diferencias existentes y aumentar la tensión existente.
0 comentarios:
Publicar un comentario